martes, 19 de mayo de 2009
Locura!
Lluvia del cielo espero para poder llegar a sentir cada goteo refrescante que de vida llene la tierra de mi locura que vasta y árida cubren el lejano horizonte.
En medio de una soledad inmensa como aquel niño que de la selva a la llanura y de la llanura a la locura dio pasos de desespero y tan solo encontró el silencio de un profundo sueño del que cree no podrá despertar.
Ausencia de todo y desconciertos en nada, creyendo que la libertad en su soledad estaba cuando la verdad no está ni allá ni acá si no en sus adentros.
Locura que inunda el inmundo vacío de estos mis aposentos que puestos sobre un marco de dolores llevo y cayendo sus pilares por su propio peso derrumbando así lo que aunque nunca fue bello es lo único que tengo.
Tristeza y amargura !que locura! que aún estando vivo y disfrutando de lo que hemos estado viviendo tan adentro nuestro puedan llegar y destrozar todo lo que guardamos !no lo entiendo!.
Elige!
¿que porque?
En cualquiera de los casos no tendría que aguantar a nadie.
¿y tu que harías?
No contestes! Ahora mismo no me importa!
martes, 14 de abril de 2009
D-instintos??
Olvida todo aquello que algún día te enseñaron!
Recuerda! Sólo sigue, éste, nuestro camino.
No pienses! Sólo escucha!
Olvida todo aquello que algún día te pudiste cuestionar.
No pienses! No puedes pensar!
¿para que piensas? Para nada!
Tan sólo escucha nuestra voz!
Dejate guiar por tus Instintos
Nosotros somos tu voz!
Y pensar que podemos llegar a ser tan básicos solo me produce náuseas!
Condamner
Niños!
Tristeza me da, tan solo tristeza, que pudiendo vivir disfrutando de los pequeños placeres de esta vida tengan que estar sufriendo de los grandes problemas de la misma.
Glorioso mundo que tras nosotros pusiste una pesada carga con tus banalidades y tus monedas de cambio. Tras el oro de color billete que tanto odio, entes desalmadas a placeres banales se hunden todos mientras quienes sufren el dolor del éxodo de la llama de la vida mueren lentamente tras la tristeza de sus alegrías.
Y pensar que el indulto de aquellos que hacen sufrir a los hombres solo podrá llegar con el fin de sus días.
Buscaré encontrar arrancarles de las manos todas sus vidas y así poder devolverlas a sus dueños quienes de verdad las tienen merecidas.
Prejuicios!
Hace relativamente muy poco descubrí que cada persona es un mundo. Parecerá una conclusión de lo más obvia pero no te das cuenta de la profundidad del asunto hasta cuando te inmiscuyes en la vida de otro y “disfrutas” de todo aquello que ha vivido.
El mundo encierra conflictos que desconocemos, de el mundo afloran historias que no vivimos, en este mundo, todo lo que vemos, es apenas una parte de lo que podremos conocer.
Así pues es triste ver como casi “todo aquel” puede juzgar sin fundamento. Me da mucha rabia ver como personas, grupos de personas, pueden hablar la una de la otra (y no precisamente palabras bonitas) sin apenas conocimiento de el “sentido opuesto”.
Prejuicios!. Pensar en esa palabra me dan ganas de llorar. Sinceramente, no lloro por que llorar no haría nada, prefiero actuar!
Juro ante todos los dioses y ante todas las personas que, desde mi persona, lograré no juzgar a nadie sin conocerlo ¡a nadie!
Podré juzgar a un grupo de gente, podré juzgar a el conjunto “gente” por el producto de sus actos, pero nunca podré juzgar a una persona por pertenecer a un grupo de estos.
De verdad que los prejuicios me dan ganas de llorar y me hacen sentir como miembro de una especie en continuo degrado.
También juro no llorar por esta especie!.
Ojala sea así.
Relato
El sollozar perpetuo, aún en silencio, era evidente. El dolor, no tan solo el físico, que aún siendo importante, era el que ahora apenas importaba.
El ultraje de un alma perdida bajo la soledad inhóspita de los gritos en silencio. El susurrar de pensamientos destructivos como amores equívocos se hacía más vivo a cada segundo en cada instante.
Aquel suelo frío sujetaba aquel cálido pero casi inerte cuerpo. Era apenas lo único firme que quedaba de aquello, ni la más fuerte de las almas podría no haber perecido ante tan horripilante suceso.
Los chirridos de una voz aguda se oían como venidos de ultratumba, en ellos se notaba el desespero y la algarabía de alguien que pide ayuda.
Los vestigios de lo que antes fue desaparecieron y ahora solo vestigios de lo que no puede ser quedaron.
El intento de dejar la mente en blanco se hacía más débil por la fuerza con que golpeaban los recuerdos. Tan sólo eran horribles cosas y lo único que conseguían era hacer que el llorar desde el sentimiento se mantuviera firme. Más y más firme.
El chillido aún continuaba y ante la necesidad de saciar a un niño como una buena madre ella se levantó con las pocas fuerzas que tenía y se acerco hasta la habitación de su hijo a duras tientas ya que apenas podía ver por culpa del reflejo de su sino.
Las magulladuras eran dolorosas como aquellos golpes que su ego recibió en aquel momento. Disminuido hasta el más mínimo atisbo de alegría que en ella había, tan solo le quedaba alguna que otra esperanza.
Así pues, llegase ella donde su hijo, se acerco, y aún del todo adolorida lo cogió entre sus brazos y como si tal despedida lúgubre de un ser querido en campo de cipreses aquello recordaba. Cierto es que algo lentamente fue muriendo en su seno y recuperable no era pues ya que ni el olvido podría curar tales heridas.
Lo tierno y triste de aquella escena hubiera hecho palidecer hasta al más frío ser de este inmundo planeta. Que pena que aquello, llamemosle bestia, que provocó tan inmemorable escena no estuviese allí para llorar con ella.